Como un metrónomo bien afinado, Yo ajusto la salida de Mis palabras para regular tu ‘tempo’. El ritmo de tu respiración configura el tono para el ritmo de tus latidos; tu claridad mental y emocional; tu salud física; y, por último, pero no menos importante, tu conexión con el Espíritu.

No hay mayor beneficio sobre tu bienestar general que practicar la meditación regularmente; ya que tus sistemas operativos son constantemente bombardeados por tonos agresores disonantes y tóxicos. Ingresando en la Quietud diariamente, y en base a la necesidad, dispones de un recurso poderosamente efectivo, para volver a la verdadera normalidad: los estándares divinos establecidos para tu óptimo funcionamiento.

Puede tomar un tiempo acallar tu mente rebelde. Lamentablemente, muchos se dan por vencidos en su primer intento, aduciendo este revés de novato, como una pobre excusa para rendirse. Este obstáculo hacia su paz interior demuestra su acuciante necesidad de domar su mente. Darse por vencidos prematuramente les impide cosechar las sublimes recompensas en espera, en su santuario interno e insonorizado.

Yo les aconsejo que establezcan una decidida intención de tener éxito y perseverar. Los testimonios eufóricos de aquellos que rompieron esta barrera del sonido deberían ser suficientes para despertar sus apetitos espirituales. Practiquen con pequeños incrementos hasta que hayan desarrollado mejores ejercicios espirituales. No seas desertor espiritual, ya que el propósito de tu vida es entrar en el Espíritu, y llegar a conocerse con tu impresionante costado espiritual.”

Traducido por Silvia Adriana Cohane.