[UB 91:8:12-13]

Ajustador del Pensamiento: Lo primero que me viene a la mente es que la oración tiene que ser ’profunda en el alma’. La oración efectiva es diligente y proactiva. La mera palabrería nunca traerá los signos positivos reveladores de la autorrealización, ya que el que simplemente "se mueve" carece de convicción personal y sinceridad. ¿Cómo podría entonces una entrega tan débil encontrar eco?

La oración debería condicionar el alma a ser valiente e ingeniosa en medio de las dificultades en lugar de esperar ociosamente una milagrosa e irreal intervención divina. La oración genuina motiva al devoto y toca el Corazón Divino. Se convierte en un agente de cambio, actuando como generador de energías positivas - "resistencia cósmica" [UB 91:9:2] También es una humilde admisión de las necesidades de uno para la guía práctica.

"El cielo ayuda a aquellos que se ayudan a sí mismos". ¿De qué otra forma podría crecer un alma de peso si usted no tiene una parte crucial en la creación de "soluciones del alma" sostenibles en consonancia con la visión de Dios para el bien colectivo más elevado, cosechando así la sabiduría preciosa en el proceso?

Con su buena voluntad, usted se convierte en un colaborador estimado en la publicación -haciendo pública una exhaustiva "Enciclopedia de Recursos Humanos"- un rico libro de referencia que abunda en anécdotas educativas y experienciales sobre cómo abordar satisfactoriamente los difíciles problemas.

Después de compartir cándidamente de usted mismo en la oración, usando sus propias palabras, se sentirá más ligero. Esta desinhibida expresión de sí mismo es muy liberadora, ya que sus palabras sacan a la luz sus preocupaciones internas para que sean descifradas.

Después de presentar su caso de manera detallada, usted ha establecido todos los elementos intrincados que necesitan caer en su lugar en la solución. Es cuando la "inspiración" puede entrar en su mente - la manera en que el Espíritu lo empuja en la dirección correcta. " Usted debe borrar el punto muerto de la indecisión " y tomar la acción de la fe ".

 

Traducido por Juan Vicente Ramirez