Ajustador del Pensamiento: “Querido hijo, esta mañana reflexionabas acerca de las relaciones humanas, las amistades humanas. Sí, tal parece que algunas de ellas vienen con fecha de caducidad. Algunos encuentros en tu vida están ahí para enseñarte una corta y valiosa lección. Después el maestro sigue adelante, pues lo único que lo trajo a tu vida fue el propósito de esa lección.

“Después están las personas en tu vida con quienes armonizas en forma más particular, pues se encuentran en la misma ‘longitud de onda’. Esas amistades están en la misma onda de vida, y estarán contigo siempre y cuando vuestros objetivos sean similares. No te perturbes cuando algunas amistades se desvanezcan. Es posible que ya hayan cumplido su agenda dada por Dios.

“Cada ser humano está en constante evolución –algunos hacia adelante, y algunos, por desgracia, hacia atrás. La vida es una increíble coreografía de relaciones. Las relaciones duraderas, las que tienen valor eterno, son aquellas infundidas con amor y respeto, ya que están equipadas para sobrevivir ante cualquier desafío. Lo que causa la ruptura de las relaciones es la incapacidad para perdonar y dejar ir las ofensas percibidas. Los seres humanos necesitan ver estos retos desde una perspectiva diferente, y no desde sus pequeños egos. Hay sentimientos de dolor en el camino. El dolor necesita sanación. ¿Cuál es la mejor manera de traer sanación? Verdaderamente es el perdón.

“Llama a Jesús cada vez que encuentres un desafío en tus relaciones. Pide que Su espíritu infunda tu ser con Su amor y comprensión más elevados para con tus semejantes. Comprende, como Él lo hizo, que muchas situaciones dolorosas son tan solo la manifestación exterior de la inmadurez y la ignorancia. Sé paciente con los demás, así como Él es paciente contigo. Ora por aquellos que te ofenden o lastiman para que puedan beneficiarse de la pureza de tus intenciones. El amor es el bálsamo curativo más eficiente. Cura tanto al Dador como al Receptor, ya que es como un tejido conectivo, un poderoso tejido conectivo.”

Traducido por Perla Téllez Garza.